La función principal del lenguaje literario, como la de cualquier otro lenguaje, es la comunicación entre el emisor (autor) y el receptor (lector); el texto literario es el artífice de dicha comunicación y el lenguaje literario el instrumento comunicativo.
Pero ¿qué es lo que diferencia al lenguaje literario del lenguaje usual? Para algunos investigadores se trata de la elección entre distintas posibilidades expresivas. Otros afirman que el lenguaje literario es fundamentalmente connotativo, es decir, no sólo se limita a la representación intelectual o lógica sino que su información está impregnada de elementos emotivos y sugerentes: se caracteriza, pues, por la intensificación, el énfasis expresivo, afectivo o estético que se añade a la información contenida en el mensaje literario. Otras corrientes críticas insistieron en que el lenguaje literario supone una desviación de la expresión sencilla o usual por emplear una serie de recursos lingüísticos cuya finalidad es llamar la atención sobre el lenguaje mismo y no sólo sobre el mensaje literario expresado: la función poética del lenguaje cumpliría este cometido.
No obstante, el lenguaje literario tiene otra función fundamental como es la creación de la expresividad y la belleza propias de los textos literarios. Por tanto, la lengua literaria es diferente a la lengua coloquial usual, cuya única función es la puramente comunicativa, y aunque el material lingüístico es el mismo-la lengua española-el autor lo "manipula" con fines artísticos, haciendo uso de la función poética del lenguaje.
La característica primordial del lenguaje literario es su gran expresividad, es decir, su capacidad para expresar mensajes artísticos cuyo principal componente es la belleza y su finalidad principal es producir placer estético para disfrute del lector. Dicho objetivo se consigue con la combinación de recursos lingüísticos y literarios, propios de la lengua literaria, que aportan al texto belleza y expresividad tanto en su forma como en su contenido. El placer estético literario es el placer intelectual que produce el texto literario en la mente del lector cuando éste lee y comprende el texto, asimilando el mensaje que contiene. La consecución del placer estético está encaminada, por tanto, al propio disfrute de la obra literaria. A lo largo de la Historia de la Literatura, el placer estético ha estado relacionado siempre con el gusto literario, que ha variado según las épocas históricas. Por ello, el lenguaje literario, del mismo modo, ha sufrido distintas variaciones a lo largo del tiempo en un proceso constante de adaptación a los gustos artísticos y sociales, como veremos más adelante.
Como se deduce, la lengua literaria es "una desviación" de la lengua coloquial por su propia finalidad artística y creativa y porque posee una serie de recursos lingüísticos propios generadores de expresividad que la hacen diferente pues su fin último no es sólo la comunicación sino también la búsqueda de belleza y expresividad. No obstante, algunos de estos recursos también pueden existir en la lengua coloquial usual pero sin una finalidad artística.
Estos recursos lingüístico-literarios son numerosos y afectan a todos los planos de la lengua: el plano fónico, el plano morfosintáctico y el plano semántico. Son ellos los que diferencian un texto literario de cualquier otro (científico, periodístico, jurídico...)que no tenga una finalidad artística puesto que inciden en el plano connotativo de la lengua, es decir, el plano en el que interviene la imaginación tanto del autor como del lector, creando efectos sugerentes y embellecedores que provocan el llamado "placer estético" en el lector.
Los recursos literarios
Tradicionalmente se han clasificado los recursos de la lengua literaria en dos grandes grupos: figuras de la forma y figuras del contenido pero actualmente es más correcto clasificarlos según afecten a los planos fónico, morfosintáctico y semántico del texto; se impone, por tanto, la siguiente clasificación, en la que sólo hemos incluido los recursos literarios más usuales:
Recursos fónicos:
Aliteración: consiste en la repetición constante de un mismo sonido vocálico o consonántico con el fin de llamar la atención del lector:
En el silencio sólo se escuchaba/un suave susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega).
Onomatopeya: consiste en la imitación de un sonido natural o artificial con fonemas vocálicos y consonánticos: el tic-tac del reloj.
Paronomasia: consiste en la confrontación de palabras en el texto que se pronuncian de manera muy parecida pero que tienen un significado muy diferente. También afecta al plano semántico del texto debido al contraste de significados que produce: Aquí se vive porque se bebe (Quevedo).
Paronomasia: consiste en la confrontación de palabras en el texto que se pronuncian de manera muy parecida pero que tienen un significado muy diferente. También afecta al plano semántico del texto debido al contraste de significados que produce: Aquí se vive porque se bebe (Quevedo).
Similicadencia: consiste en la repetición de varios verbos en el mismo tiempo y persona o varios sustantivos y adjetivos en el mismo género y número: goza cuello, cabello, labio y frente (Góngora).
Recursos morfosintácticos:
Epíteto: es todo aquel adjetivo embellecedor dotado de mucha expresividad y que califica poderosamente al sustantivo: lucientes perlas, purpúreas rosas...
Pleonasmo: consiste en la aportación de palabras al texto que no son necesarias para la comprensión de la idea pero que sí son muy expresivas: lo vi con mis propios ojos.
Pleonasmo: consiste en la aportación de palabras al texto que no son necesarias para la comprensión de la idea pero que sí son muy expresivas: lo vi con mis propios ojos.
Sinonimia: consiste en la acumulación de palabras sinónimas que inciden sobre un concepto o una idea, aportando varias precisiones en el significado: noche loca, imaginativa, quimerista... (Lope de Vega).
Derivación: consiste en la sucesión de palabras derivadas de un sustantivo o de un adjetivo y de varios tiempos, modos y personas de un mismo verbo: Y el no ser, por amar, será mi gloria (Quevedo).
Enumeración: consiste en la sucesión de series de adjetivos, sustantivos, verbos y adverbios: En tierra, en humo, en polvo, en nada (Góngora).
Enumeración: consiste en la sucesión de series de adjetivos, sustantivos, verbos y adverbios: En tierra, en humo, en polvo, en nada (Góngora).
Asíndeton: consiste en la supresión de conjunciones para imprimir rapidez al texto: la sombra, el miedo, el mal se te atribuya (Lope de Vega).
Polisíndeton: es el fenómeno contrario, es decir, la repetición de conjunciones que no son necesarias con el fin de imprimir lentitud al texto: y llegó, y habló y se marchó...
Elipsis: consiste en la supresión de palabras sin que se dificulte la comprensión de las ideas para producir concentración de significado y efectos sugestivos: Gloria llamaba a la pena, / a la cárcel libertad, / miel dulce al amargo acíbar (Góngora).
Anáfora: consiste en la repetición de una o varias palabras al comienzo de varios versos en la poesía o de varias oraciones en la prosa: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?/¿Qué interés se te sigue, Jesús mío? (Lope de Vega).
Epífora: consiste en la repetición de una o varias palabras al final de varios versos u oraciones: por el helecho es mi alma/al iris verde es mi alma/al viento lento es mi alma (J. R. Jiménez).
Anáfora: consiste en la repetición de una o varias palabras al comienzo de varios versos en la poesía o de varias oraciones en la prosa: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?/¿Qué interés se te sigue, Jesús mío? (Lope de Vega).
Epífora: consiste en la repetición de una o varias palabras al final de varios versos u oraciones: por el helecho es mi alma/al iris verde es mi alma/al viento lento es mi alma (J. R. Jiménez).
Paralelismo: consiste en la repetición de una misma estructura sintáctica en dos o más versos: en el ejemplo anterior también podemos ver un paralelismo.
Reduplicación: consiste en la repetición consecutiva de una palabra o un sintagma: verde que te quiero verde (Federico García Lorca).
Equívoco: consiste en el uso de palabras con doble sentido para conseguir efectos irónicos o cómicos: vendado que me has vendido (Góngora).
Hipérbaton: Consiste en la ruptura del orden lógico de la oración para realzar algún concepto o idea del mensaje. Es típico de la poesía culta: Cómo de entre mis manos te resbalas (Quevedo).
Recursos semánticos:
Se basan en la asociación de ideas y en la concentración de significados:
Sinécdoque: es un cambio semántico basado en la relación de totalidad/parcialidad y consiste en la confusión o identificación de ambos conceptos. Existen varios tipos:
-La parte por el todo: cien cabezas de ganado/ cien animales
-El género por la especie:
ganarse el pan/ganarse el alimento.
ganarse el pan/ganarse el alimento.
-El singular por el plural:
el hombre es mortal/los hombres son mortales.
el hombre es mortal/los hombres son mortales.
-La materia por el objeto:
lo atravesó con su acero/ ...con su espada.
lo atravesó con su acero/ ...con su espada.
Metonimia: es un cambio semántico basado en la confusión de dos conceptos entre los que hay relaciones de causa-efecto, de continente-contenido, el lugar por el producto, lo físico por lo moral, el instrumento por la persona, etc:
-La causa por el efecto: tener canas/ ser viejo
-El continente por el contenido: tomar una copa/el contenido de una copa.
-El lugar por el producto: el jerez/ el vino de Jerez.
-Lo físico por lo moral: no tener corazón/ ser cruel.
-El instrumento por la persona: los tres espadas/ los tres toreros.
Símil: consiste en la comparación entre dos conceptos utilizando siempre el término comparativo "como": sus ojos brillan como diamantes.
Imagen tradicional: consiste en la identificación total de dos conceptos o términos (el término real y el imaginario): sus ojos (T. Real) son diamantes (T. Imaginario). Se produce, por tanto, un desplazamiento significativo del término imaginario al real. Dicho desplazamiento tiene base objetiva: el brillo de los ojos puede ser parecido al de los diamantes.
Metáfora: es una imagen en la que no aparece el término real porque el término imaginario asume ya todo el significado. Es más expresiva que la imagen: los diamantes de su cara (T. Imaginario).
La metáfora es el recurso semántico más significativo debido a las relaciones que establece entre los objetos y los significados reales o imaginarios, identificándolos. Es un recurso puramente connotativo pues afecta al plano del significado imaginario que se puede aplicar a cualquier término con fines expresivos. Hay varias clases de metáforas:
-Sensoriales: afectan a los sentidos (visuales, auditivas...)
-Oníricas: referentes al sueño, al ensueño y al subconsciente.
-Abstractas: aluden a lo metafísico, alegórico y simbólico.
La metáfora responde al esquema B (Término imaginario) en lugar de A (Término real): su luna de pergamino Preciosa tocando viene (G. Lorca), el plano real, el pandero, está omitido.
Recordemos también que muchos estudiosos de la literatura denominan metáfora impura a la imagen puesto que toda metáfora es una imagen desprovista de término real, pero no toda imagen es metáfora porque se puede crear una imagen haciendo una descripción muy viva de un objeto sin usar lenguaje figurado y sin establecer comparación alguna.
Sinestesia: es una metáfora que consiste en la mezcla de sensaciones: el suave olor de este prado (tacto y olfato).
Imagen visionaria: es una imagen en la que no existe ninguna relación objetiva entre el término real y el imaginario sino que procede directamente de la subjetividad del autor. Es propia de la poesía del siglo XX: enhiesto surtidor de sombra y sueño (G. Diego), la imagen se refiere aquí al ciprés.
Imagen visionaria: es una imagen en la que no existe ninguna relación objetiva entre el término real y el imaginario sino que procede directamente de la subjetividad del autor. Es propia de la poesía del siglo XX: enhiesto surtidor de sombra y sueño (G. Diego), la imagen se refiere aquí al ciprés.
Símbolo: Es una palabra que expresa la asociación de ideas entre un concepto real y su significado imaginario. Dicha asociación de ideas es tradicional, el hombre la ha hecho desde siempre: la bandera simboliza la Patria, la rosa simboliza la vida, el ciprés la muerte... No obstante, en la poesía actual es normal que el poeta tenga sus propios símbolos subjetivos y obsesivos (el color "verde" en Lorca).
Alegoría: es una cadena de símbolos referidos a un concepto o a una idea normalmente moral o religiosa: Dios es nuestro pastor, nosotros somos sus ovejas y la Iglesia es el redil.