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domingo, 29 de noviembre de 2009

EL LENGUAJE LITERARIO

La función principal del lenguaje literario, como la de cualquier otro lenguaje, es la comunicación entre el emisor (autor) y el receptor (lector); el texto literario es el artífice de dicha comunicación y el lenguaje literario el instrumento comunicativo.

Pero ¿qué es lo que diferencia al lenguaje literario del lenguaje usual? Para algunos investigadores se trata de la elección entre distintas posibilidades expresivas. Otros afirman que el lenguaje literario es fundamentalmente connotativo, es decir, no sólo se limita a la representación intelectual o lógica sino que su información está impregnada de elementos emotivos y sugerentes: se caracteriza, pues, por la intensificación, el énfasis expresivo, afectivo o estético que se añade a la información contenida en el mensaje literario. Otras corrientes críticas insistieron en que el lenguaje literario supone una desviación de la expresión sencilla o usual por emplear una serie de recursos lingüísticos cuya finalidad es llamar la atención sobre el lenguaje mismo y no sólo sobre el mensaje literario expresado: la función poética del lenguaje cumpliría este cometido.

No obstante, el lenguaje literario tiene otra función fundamental como es la creación de la expresividad y la belleza propias de los textos literarios. Por tanto, la lengua literaria es diferente a la lengua coloquial usual, cuya única función es la puramente comunicativa, y aunque el material lingüístico es el mismo-la lengua española-el autor lo "manipula" con fines artísticos, haciendo uso de la función poética del lenguaje.

La característica primordial del lenguaje literario es su gran expresividad, es decir, su capacidad para expresar mensajes artísticos cuyo principal componente es la belleza y su finalidad principal es producir placer estético para disfrute del lector. Dicho objetivo se consigue con la combinación de recursos lingüísticos y literarios, propios de la lengua literaria, que aportan al texto belleza y expresividad tanto en su forma como en su contenido. El placer estético literario es el placer intelectual que produce el texto literario en la mente del lector cuando éste lee y comprende el texto, asimilando el mensaje que contiene. La consecución del placer estético está encaminada, por tanto, al propio disfrute de la obra literaria. A lo largo de la Historia de la Literatura, el placer estético ha estado relacionado siempre con el gusto literario, que ha variado según las épocas históricas. Por ello, el lenguaje literario, del mismo modo, ha sufrido distintas variaciones a lo largo del tiempo en un proceso constante de adaptación a los gustos artísticos y sociales, como veremos más adelante.

Como se deduce, la lengua literaria es "una desviación" de la lengua coloquial por su propia finalidad artística y creativa y porque posee una serie de recursos lingüísticos propios generadores de expresividad que la hacen diferente pues su fin último no es sólo la comunicación sino también la búsqueda de belleza y expresividad. No obstante, algunos de estos recursos también pueden existir en la lengua coloquial usual pero sin una finalidad artística.

Estos recursos lingüístico-literarios son numerosos y afectan a todos los planos de la lengua: el plano fónico, el plano morfosintáctico y el plano semántico. Son ellos los que diferencian un texto literario de cualquier otro (científico, periodístico, jurídico...)que no tenga una finalidad artística puesto que inciden en el plano connotativo de la lengua, es decir, el plano en el que interviene la imaginación tanto del autor como del lector, creando efectos sugerentes y embellecedores que provocan el llamado "placer estético" en el lector.

Los recursos literarios



Tradicionalmente se han clasificado los recursos de la lengua literaria en dos grandes grupos: figuras de la forma y figuras del contenido pero actualmente es más correcto clasificarlos según afecten a los planos fónico, morfosintáctico y semántico del texto; se impone, por tanto, la siguiente clasificación, en la que sólo hemos incluido los recursos literarios más usuales:

Recursos fónicos:


Aliteración: consiste en la repetición constante de un mismo sonido vocálico o consonántico con el fin de llamar la atención del lector:

En el silencio sólo se escuchaba/un suave susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega).

Onomatopeya: consiste en la imitación de un sonido natural o artificial con fonemas vocálicos y consonánticos: el tic-tac del reloj.
Paronomasia: consiste en la confrontación de palabras en el texto que se pronuncian de manera muy parecida pero que tienen un significado muy diferente. También afecta al plano semántico del texto debido al contraste de significados que produce: Aquí se vive porque se bebe (Quevedo).
Similicadencia: consiste en la repetición de varios verbos en el mismo tiempo y persona o varios sustantivos y adjetivos en el mismo género y número: goza cuello, cabello, labio y frente (Góngora).

Recursos morfosintácticos:



Epíteto: es todo aquel adjetivo embellecedor dotado de mucha expresividad y que califica poderosamente al sustantivo: lucientes perlas, purpúreas rosas...
Pleonasmo: consiste en la aportación de palabras al texto que no son necesarias para la comprensión de la idea pero que sí son muy expresivas: lo vi con mis propios ojos.
Sinonimia: consiste en la acumulación de palabras sinónimas que inciden sobre un concepto o una idea, aportando varias precisiones en el significado: noche loca, imaginativa, quimerista... (Lope de Vega).
Derivación: consiste en la sucesión de palabras derivadas de un sustantivo o de un adjetivo y de varios tiempos, modos y personas de un mismo verbo: Y el no ser, por amar, será mi gloria (Quevedo).
Enumeración: consiste en la sucesión de series de adjetivos, sustantivos, verbos y adverbios: En tierra, en humo, en polvo, en nada (Góngora).
Asíndeton: consiste en la supresión de conjunciones para imprimir rapidez al texto: la sombra, el miedo, el mal se te atribuya (Lope de Vega).
Polisíndeton: es el fenómeno contrario, es decir, la repetición de conjunciones que no son necesarias con el fin de imprimir lentitud al texto: y llegó, y habló y se marchó...
Elipsis: consiste en la supresión de palabras sin que se dificulte la comprensión de las ideas para producir concentración de significado y efectos sugestivos: Gloria llamaba a la pena, / a la cárcel libertad, / miel dulce al amargo acíbar (Góngora).
Anáfora: consiste en la repetición de una o varias palabras al comienzo de varios versos en la poesía o de varias oraciones en la prosa: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?/¿Qué interés se te sigue, Jesús mío? (Lope de Vega).
Epífora: consiste en la repetición de una o varias palabras al final de varios versos u oraciones: por el helecho es mi alma/al iris verde es mi alma/al viento lento es mi alma (J. R. Jiménez).
Paralelismo: consiste en la repetición de una misma estructura sintáctica en dos o más versos: en el ejemplo anterior también podemos ver un paralelismo.
Reduplicación: consiste en la repetición consecutiva de una palabra o un sintagma: verde que te quiero verde (Federico García Lorca).
Equívoco: consiste en el uso de palabras con doble sentido para conseguir efectos irónicos o cómicos: vendado que me has vendido (Góngora).
Hipérbaton: Consiste en la ruptura del orden lógico de la oración para realzar algún concepto o idea del mensaje. Es típico de la poesía culta: Cómo de entre mis manos te resbalas (Quevedo).

Recursos semánticos:


Se basan en la asociación de ideas y en la concentración de significados:


Sinécdoque: es un cambio semántico basado en la relación de totalidad/parcialidad y consiste en la confusión o identificación de ambos conceptos. Existen varios tipos:
-La parte por el todo: cien cabezas de ganado/ cien animales
-El género por la especie:
ganarse el pan/ganarse el alimento.
-El singular por el plural:
el hombre es mortal/los hombres son mortales.

-La materia por el objeto:
lo atravesó con su acero/ ...con su espada.
Metonimia: es un cambio semántico basado en la confusión de dos conceptos entre los que hay relaciones de causa-efecto, de continente-contenido, el lugar por el producto, lo físico por lo moral, el instrumento por la persona, etc:
-La causa por el efecto: tener canas/ ser viejo
-El continente por el contenido: tomar una copa/el contenido de una copa.
-El lugar por el producto: el jerez/ el vino de Jerez.
-Lo físico por lo moral: no tener corazón/ ser cruel.
-El instrumento por la persona: los tres espadas/ los tres toreros.
Símil: consiste en la comparación entre dos conceptos utilizando siempre el término comparativo "como": sus ojos brillan como diamantes.
Imagen tradicional: consiste en la identificación total de dos conceptos o términos (el término real y el imaginario): sus ojos (T. Real) son diamantes (T. Imaginario). Se produce, por tanto, un desplazamiento significativo del término imaginario al real. Dicho desplazamiento tiene base objetiva: el brillo de los ojos puede ser parecido al de los diamantes.
Metáfora: es una imagen en la que no aparece el término real porque el término imaginario asume ya todo el significado. Es más expresiva que la imagen: los diamantes de su cara (T. Imaginario).
La metáfora es el recurso semántico más significativo debido a las relaciones que establece entre los objetos y los significados reales o imaginarios, identificándolos. Es un recurso puramente connotativo pues afecta al plano del significado imaginario que se puede aplicar a cualquier término con fines expresivos. Hay varias clases de metáforas:
-Sensoriales: afectan a los sentidos (visuales, auditivas...)

-Oníricas: referentes al sueño, al ensueño y al subconsciente.

-Abstractas: aluden a lo metafísico, alegórico y simbólico.
La metáfora responde al esquema B (Término imaginario) en lugar de A (Término real): su luna de pergamino Preciosa tocando viene (G. Lorca), el plano real, el pandero, está omitido.
Recordemos también que muchos estudiosos de la literatura denominan metáfora impura a la imagen puesto que toda metáfora es una imagen desprovista de término real, pero no toda imagen es metáfora porque se puede crear una imagen haciendo una descripción muy viva de un objeto sin usar lenguaje figurado y sin establecer comparación alguna.
Sinestesia: es una metáfora que consiste en la mezcla de sensaciones: el suave olor de este prado (tacto y olfato).
Imagen visionaria: es una imagen en la que no existe ninguna relación objetiva entre el término real y el imaginario sino que procede directamente de la subjetividad del autor. Es propia de la poesía del siglo XX: enhiesto surtidor de sombra y sueño (G. Diego), la imagen se refiere aquí al ciprés.
Símbolo: Es una palabra que expresa la asociación de ideas entre un concepto real y su significado imaginario. Dicha asociación de ideas es tradicional, el hombre la ha hecho desde siempre: la bandera simboliza la Patria, la rosa simboliza la vida, el ciprés la muerte... No obstante, en la poesía actual es normal que el poeta tenga sus propios símbolos subjetivos y obsesivos (el color "verde" en Lorca).
Alegoría: es una cadena de símbolos referidos a un concepto o a una idea normalmente moral o religiosa: Dios es nuestro pastor, nosotros somos sus ovejas y la Iglesia es el redil.

EL CONCEPTO DE LITERATURA


En primer lugar diremos que la literatura es un arte hecho con palabras y, como tal, su finalidad última es la creación de belleza: la función fundamental de la lengua literaria es conseguir belleza y expresividad mediante un lenguaje peculiar alejado del uso corriente, meramente comunicativo, de la lengua. Del mismo modo, la literatura es también una manifestación cultural, social e histórica relacionada directamente con la sociedad en la que surge y se desarrolla.

El texto literario es la expresión concreta del fenómeno literario, materializado en la propia obra literaria. Por tanto, el texto es el mejor instrumento para el conocimiento de la obra literaria: el estudio de la literatura, pues, se debe hace siempre atendiendo, desde un principio, a sus manifestaciones concretas, es decir, a los textos.

La literatura es, pues, un fenómeno artístico procedente del espíritu sensible humano y una manifestación sociocultural. Las influencias entre literatura y sociedad son mutuas: la literatura se deja influir por las circunstancias histórico-sociales y, a su vez, incide en la mentalidad social.

La Literatura también es un medio de expresión personal, humano y no sólo un conjunto de formas artísticas con una intención estética o de búsqueda de la belleza. Así, la creación literaria suele ser para el escritor un impulso irreprimible, es decir, el escritor escribe porque siente la necesidad de expresar su sentimientos, sus ideas, sus temores, sus alegrías, su personalidad...

Además, el fenómeno literario es algo mucho más importante pues la literatura está directamente relacionada con la sociedad, con la Historia y con la cultura en general. La obra literaria expresa y transmite, además de belleza, todo un conjunto de creencias, tradiciones, impresiones y gustos sociales: los grandes escritores han sido considerados como intérpretes de la Humanidad, del mundo y de la propia existencia humana. Desde sus orígenes, la literatura ha estado presente en el desarrollo de las sociedades humanas y, por ello, ha recogido y transmitido las inquietudes sociales: el autor-como miembro de una sociedad- ha reflejado consciente o inconscientemente las ideas de su sociedad (literatura realista del Barroco y del Realismo) y la propia obra literaria-en un acto de condicionamiento recíproco-puede influir en el modo de vida de la sociedad en la que surge (literatura religiosa de la Edad Media, literatura idealista del Renacimiento...).

Del mismo modo, la literatura es también comunicación lingüística-en el más puro sentido de la palabra ("Poesía es comunicación" decía Vicente Aleixandre)- y cultural: es un puente entre el alma del artista y la del lector; incluso en muchas épocas históricas se ha considerado como un puente entre el hombre y la divinidad (Romanticismo).

La literatura también es, en cierto modo, un medio de conocimiento que emplea el propio hombre para comprenderse a sí mismo y sus relaciones con el mundo; la novela intelectual o la poesía intuitiva serían ejemplos claros de esta vertiente literaria.

Así pues, podemos concebir la literatura como un producto artístico y al mismo tiempo un producto social, como un medio de expresión y comunicación entre el hombre y el mundo y como un modo de conocimiento: desde sus inicios, el arte literario, se ha hecho eco del folklore y de las tradiciones culturales existentes en las sociedades, como veremos en la Edad Media (literatura de tradición oral) y, muchas veces, se ha convertido en un verdadero espectáculo social.

martes, 17 de noviembre de 2009

LOS GÉNEROS LITERARIOS

Géneros y subgéneros literarios: lírica, épica, dramática, cuento, ensayo, etc. Características fundamentales.


Las obras literarias suelen dividirse en tres grandes grupos, según sus características y su finalidad: obras líricas o poéticas, épicas o narrativas y dramáticas o teatrales. El concepto de género literario sería pues, la visión o la concepción del arte literario que presenta la propia obra literaria, aunque, históricamente esta concepción ha sufrido diferentes variaciones en función del propio devenir histórico: unos géneros desaparecieron, nacieron otros nuevos, y los existentes varían constantemente.


La Lírica


Por medio de la lírica, el autor expresa directamente sus sentimientos y emociones. Domina en ella la función expresiva del lenguaje. Los textos líricos se construyen con arreglo a una métrica determinada y poseen un ritmo poético que les viene dado por la repetición de los versos, las estrofas, la rima, el tono, el acento y el encabalgamiento. También existen textos líricos en prosa, es la llamada “prosa poética”. Tradicionalmente se han distinguido tres géneros líricos fundamentales: la poesía lírica, que expresa los sentimientos del autor; la poesía épica, que expresa hazañas bélicas o guerreras (épica medieval) y la poesía dramática, que expresa conflictos dramáticos en la obras teatrales en verso (comedia Barroca y drama romántico). Los géneros líricos son, en esencia, los siguientes:


Géneros líricos mayores:


El himno: es una composición solemne destinada al canto coral (interviene un coro) o alternado (solista y coro) que expresa sentimientos o ideales religiosos, patrióticos, guerreros, políticos, etc. Este género se desarrolló fundamentalmente en la antigua Grecia y ejemplos destacables son los Himnos atribuidos a Homero.


La oda: es una composición lírica extensa y grandilocuente que expresa generalmente los sentimientos del poeta en relación a algún tema, acontecimiento o personaje. Se desarrolló fundamentalmente en el Renacimiento y es famosa la Oda a la vida retirada de Fray Luis de León.


La elegía: es un poema lírico extenso que expresa sentimientos de dolor por la desaparición de alguna persona o por la pérdida de algo. Se cultivó fundamentalmente durante el Renacimiento pero también se han escrito odas en las épocas posteriores. Son muy conocidas las elegías A las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro y la elegía a Ramón Sitgé de Miguel Hernández.


La Canción amorosa: es una composición también solemne que expresa sentimientos amorosos. De origen trovadoresco, se cultivó durante el Renacimiento y el Barroco. Son famosas las canciones de Petrarca y Quevedo.


Géneros líricos menores:


El madrigal: es un poema breve de tema amoroso expresado con delicadeza e ingenio. Destacan los madrigales renacentista de Gutierre de Cetina.


La anacreóntica: es un poema alegre que invita al disfrute de los placeres del vino y del amor. Surgió en la Grecia antigua y también se cultivó durante el Neoclasicismo.


La égloga: es una composición culta y extensa que expresa sentimientos amorosos en un ambiente pastoril y bucólico. Se cultivó fundamentalmente durante el Renacimiento (Garcilaso de la Vega)


La sátira: es un poema corto y punzante cuya finalidad es censurar vicios, defectos y costumbres sociales. Surgió en la antigua Roma y se cultivó también durante la Edad Media (Arcipreste de Hita), el Barroco (Quevedo) y el Neoclasicismo (Moratín).


La epístola: es un poema lírico que aborda temas doctrinales fundamentalmente de carácter filosófico-moral. Surgió en la antigua Roma (Horacio) y se cultivó también en el Barroco (Epístola moral a Fabio).


El epigrama: es una composición breve y punzante de carácter satírico y burlesco que comprende diversos temas: políticos, morales, sociales, personales, etc. Surgió también en la antigua Roma y se cultivó durante el Barroco (Góngora) y el Neoclasicismo (Moratín).


La épica


Por medio de la épica el autor expresa. con mayor o menor objetividad hechos y circunstancias del mundo real o figurado. En ella domina la función representativa del lenguaje. Los textos épicos o narrativos se construyen con arreglo a un argumento o acción que desarrollan unos personajes en un espacio y en un tiempo concretos. En algunos es frecuente encontrar elementos líricos fundamentalmente en las descripciones (Baroja y Azorín). Están escritos en prosa. Los géneros narrativos son los siguientes:


Géneros épicos mayores:


La novela: es el género épico más variado y desarrollado actualmente. Expresa todo tipo de acciones y hechos reales o ficticios y en ella intervienen también toda clase de personajes en diversos ambientes y tiempos. Es una composición muy extensa y se suele dividir en capítulos, unidos entre sí por una trama de sucesos y caracteres. Junto a esto, los elementos más importantes de la novela son: la acción o sucesión de hechos, los personajes que son los protagonistas de esos hechos y el narrador, que es el conductor o director de la acción y de los personajes. Surgió en el Siglo XV y se ha desarrollado constantemente hasta nuestros días; es por ello que existen muchos tipos de novela:


Novela de aventuras: en ella domina el interés por la acción, desarrollada por medio de sucesos extraordinarios, acciones peligrosas y emocionantes, en ambientes generalmente insólitos o exóticos.
Novela bizantina: narra viajes en los que se producen aventuras extraordinarias: separaciones y encuentros de personajes, reconocimientos causales, sucesos extraordinarios. Se cultivó durante el Renacimiento: Los trabajos de Persiles y Segismunda de Cervantes.
Novela costumbrista: Describe las formas de vida cotidiana de una sociedad y una época determinada: las costumbres, los modos de vida, los personajes, etc.
Novela histórica: refleja con mayor o menor fidelidad el ambiente social y los acontecimientos históricos de una época determinada.
Novela pastoril: nace en el Renacimiento y, de forma convencional y artificiosa, refleja la vida idealizada e irreal de los pastores en un mundo también idealizado, de sentimientos naturalistas y amorosos.
Novela picaresca: nace y se desarrolla también durante el Renacimiento y el Barroco. Expresa de forma realista las aventuras y desventuras de un antihéroe, el pícaro, que, de forma autobiográfica, cuenta su vida miserable plagada de adversidades en un deseo continuo por salir de la miseria y el hambre. El Lazarillo de Tormes (anónima) inició este exitoso género popular que continuaron magistralmente otros grandes escritores como Quevedo y Mateo Alemán.
Novela realista: expresa con objetividad y afán de crítica la realidad social de la época histórica en que surge. Se cultivó fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XIX con mucho éxito: Fortunata y Jacinta (Galdós), La Regenta (Clarín) y tuvo un gran resurgimiento durante la postguerra española (Cela, Carmen Laforet) y los años 60 (Delibes, Goytisolo), merced a las circunstancias históricas del momento.
Novela existencial y psicológica: plantea problemas psicológicos y existenciales y se centra más en la descripción de estados de ánimo que en la acción externa. Surge en el siglo XX y es típica de la literatura de postguerra: La metamorfosis (Kafka), Señas de identidad (Goytisolo).
Novela policíaca: es un producto típico del siglo XX y expresa acciones policiacas y aventuras de todo tipo. Es un género típicamente anglosajón pero en España también se ha desarrollado con éxito: Crónica Sentimental en rojo (Francisco González Ledesma).

La epopeya: es un género narrativo cultivado durante la Antigüedad Griega y Latina e incluso durante la Edad Media en toda Europa, que expresa de forma solemne y grandilocuente las hazañas guerreras e históricas de un pueblo con intención nacionalista y engrandecedora. Se escribía en verso. El componente legendario y mitológico está muy presente en ella. Cada país tiene su epopeya nacional: La Ilíada y La Odisea (Grecia), La Eneida (Roma), El poema del Mío Cid (España), La chanson de Roland (Francia), El poema de los Nibelungos (Alemania), etc.


Géneros épicos menores:


El cuento: es un relato corto de carácter popular, de tradición oral y de asunto ficticio protagonizado por un personaje o personajes también ficticios. Pueden distinguirse tres tipos fundamentales de cuento: el fantástico, en el que domina la imaginación y lo legendario; el anecdótico, que gira en torno a un hecho o dicho significativo o ingenioso y el didáctico o moralizante, del cual se desprende una moraleja útil para el lector. El cuento se ha desarrollado desde los orígenes de la literatura con mucho éxito entre las clases populares, que en un principio se encargaron de transmitirlo oralmente. Existen, pues, cuentos populares (Blancanieves)-la mayoría-y cultos (Cuentos de los hermanos Grimm).


La leyenda: es un género parecido al cuento pues también expresa hechos ficticios, sólo que suele tener una mayor trascendencia social y cultural para la memoria colectiva de la sociedad en la que surge. Lo legendario es al mismo tiempo real e imaginario y nunca se sabe con seguridad cuál de estos dos componentes es el más fuerte en una leyenda. Puede estar escrita en prosa o en verso. Son muy conocidas las Leyendas de Bécquer.


El artículo de costumbres: es una narración breve de costumbres sociales que roza lo periodístico y describe con detalle ambientes y tipos con intención satírica y crítica. El humor está muy presente en este género pues, en muchos casos, intenta desmitificar y parodiar costumbres sociales. Se desarrolló durante el Romanticismo: son muy famosos los Artículos de costumbres de Larra.


La dramática


El género dramático expresa también acciones pero, a diferencia de la lírica y de la épica, las representa, es decir, hace que aparezcan desarrollándose ante los ojos del público mediante un simulacro realizado por los actores. Por tanto, la obra dramática está concebida y preparada para la representación aunque ha habido excepciones en la Historia de la Literatura española: La Celestina (F. de Rojas). Los textos dramáticos están escritos en prosa o verso y en ellos domina la función apelativa del lenguaje; se basan en el diálogo expresivo mantenido por los personajes. El autor no actúa como narrador sino que se limita a indicar los lugares, situaciones y ambientes por medio de las llamadas “acotaciones” y deja total libertad a sus personajes y al desarrollo de la acción.

Debemos tener también muy en cuenta que el teatro no es sólo una creación literaria sino que además es un espectáculo y como tal está concebido para entretener y divertir a toda clase de públicos.

La obra teatral tiene también una estructura que la diferencia de las demás creaciones literarias: se divide en actos, o momentos fundamentales de la acción (presentación, nudo y desenlace) y cada acto, a su vez, se divide en escenas, o desarrollo pormenorizado de cada uno de estos momentos.


Géneros dramáticos mayores:


La tragedia: presenta un conflicto entre un héroe y la adversidad o la fatalidad (el destino) ante el cual sucumbe siempre. También se caracteriza por la idealización de ambientes y personajes, el tono solemne y el lenguaje elevado. El desenlace de estas obras es generalmente trágico y recibe el nombre de catástrofe. Este género surgió y se desarrolló en la época clásica Edipo Rey (Sófocles) y volvió a ser cultivado durante el Neoclasicismo Raquel ( V. García de la Huerta).


La comedia: es un juego alegre que busca el regocijo mediante la representación de conflictos imaginarios, situaciones falsas y personajes ridículos. El humor y la ironía son los componente más importantes de este género que, casi siempre, se resuelve con un desenlace feliz. Surgió igualmente en la Grecia clásica como espectáculo propio de las fiestas en honor de Dionisos (dios de los placeres materiales) y se ha desarrollado profundamente desde el Renacimiento hasta nuestros días: Tres sombreros de copa (Miguel Mihura).


El drama: es un género que, como la tragedia, presenta un conflicto doloroso, dramático, pero no lo sitúa en un plano idealista sino en la propia realidad, con personajes reales extraídos de la vida cotidiana-muy diferentes a los grandes héroes trágicos-y con un tono mucho menos solemne. Podríamos decir que el drama es la escenificación de nuestra realidad vital, de las tristezas y alegrías de nuestra vida cotidiana. Contiene, pues, elementos trágicos y cómicos. Surgió durante el Romanticismo y es el género que, junto con la comedia, más se ha cultivado y se cultiva actualmente: Historia de una escalera (Buero Vallejo).


La comedia y el drama pueden ser históricos, religiosos, de costumbres, según el tema tratado. Se llaman de tesis cuando defienden una idea filosófica, moral o política. Si el análisis se concentra en las cualidades del espíritu humano, se denomina drama psicológico.


Géneros dramáticos menores:


Auto sacramental: es una composición dramática de corta extensión (un acto), de carácter religioso-alegórico y con personajes también alegóricos (La Muerte, La vida, El Bien, El Mal...) mediante la cual se exponen los principales misterios de la Liturgia y la Eucaristía. Tenía una función didáctico-moral (enseñar al pueblo) y gozó de gran éxito durante el Barroco, época en que surgió y se desarrolló. Destacan los autos sacramentales de Calderón de la Barca: El gran teatro del mundo.


Los Pasos: son obritas teatrales de argumento muy sencillo y de carácter cómico (satírico y burlesco). Su comicidad se basa en el lenguaje y en las características populares de los propios personajes. Se cultivaron durante el Renacimiento y supusieron un antecedente al teatro de Lope de Vega. Son muy conocidos los Pasos de Lope de Rueda.


El entremés: se llama así a una composición también corta, semejante al paso, que se representaba en los entreactos de las comedias barrocas. La acción era más complicada que en los pasos y la burla grotesca adquirió una importancia mayor. Destacan los Entremeses de Cervantes y Quiñones de Benavente.


El sainete: es un entremés ampliado. Surge en el siglo XVIII como continuación de los entremeses barrocos y es una comedia breve (de uno o dos actos) que representa las costumbres populares con realismo, ironía y desenfado. Son famosos los Sainetes de D. Ramón de la Cruz.


Otros géneros dramáticos:


Englobamos bajo este epígrafe a todos aquellos géneros teatrales menores que poseen un marcado carácter lírico y se representan con acompañamiento de música o danza.


La ópera: es una obra teatral íntegramente cantada durante su representación. Surgió en la Italia del siglo XVII y se perfeccionó en el siglo XVIII y XIX con artistas como Mozart o Verdi. Suele expresar temas graves o trágicos pero también existen óperas cómicas.


La zarzuela: es un género típicamente español. En sus inicios, fue un espectáculo dramático y musical de gran aparato escénico y abundante intervención musical alternando partes cantadas y partes habladas. Se llama así porque las primeras representaciones se hicieron en el Palacio de La Zarzuela. Se desarrolló fundamentalmente durante el siglo XVIII, en donde adquirió un contenido típicamente costumbrista español: Las segadoras (Ramón de la cruz).


LOS COMIENZOS

HOLA A TODOS.

Hoy comienza este nuevo recorrido por la literatura española que pretende servir de ayuda a todos aquellos interesados en el fenómeno literario.

Aquí encontraréis materiales y recursos literarios muy útiles para vuestros trabajos o estudios, especialmente indicados para los alumnos de Secundaria y Bachillerato que también servirán para saciar la curiosidad literaria de los internautas que sienten algo por la literatura.

Disfrutad de la página, amigos.
Hasta pronto